Todos queremos lo que no se puede, somos fanáticos de lo prohibido. Algunos lo llaman utipía, pero la utipía es más seductora. No nos desprecia como lo prohibido. La utipía tiene la gracia de los mitos, la maravilla de las quimeras. Si tenemos ánimo, paciencia y un poco de ilusión, podemos navegar en la barcaza de la utopía, pero no en el acorazado de los imposibles.
Lo prohibido es un desafío que casi siempre nos derrota. La única posibilidad de vencerlo es llevarle la contra a los pontícies, que siempre han sido los jefes de lo prohibido. También lo son los dictadores, pero los pontífices al menos no torturan.
A veces lo imposible lo llevamos en el ánimo, y éste no es capaz de dar el salto sobre lo prohibido. Y si como excepción alguien se anima a dar el salto, se encontrará con que lo prohibido es un abismo. Y entonces chau.
Mario Benedetti
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