Buenos días doctor, ya ve, aquí de nuevo y no aun no sabemos por qué. Ni usted me lo sabe decir ni el de la seguridad social quiere decírmelo, no se si por miedo, por vergüenza o por respeto, pero el caso es que me obliga a venir aquí.
Ah! qué ha descubierto que lo que le dije la semana pasada era mentira. No se ponga usted así, era una simple broma, para ver como reaccionaba, aunque tenga en cuenta que algo de cierto si que había. Prometo que hoy sólo le diré la verdad.
Sea usted un poco más explícito, no me puede preguntar de primeras como me siento sin ni siquiera conocernos un poco; yo que sé, podríamos hablar de algo más tribial como el nombre de la plaza navarra que ahora quieren cambiar, ¿cómo lo ve usted? A claro se me olvidaba, que aquí el que tiene que hablar soy yo, disculpeme. Pues si le parece le contaré cuál es mi opinión al respecto:
Resulta que ahora me he enterado que Navarra es un nombre fascista, o al menos eso es lo que dice la historia. Le voy a confesar una cosa, cuando quedo con mis amigos en la plaza Navarra (algo que suelo hacer poco ya que casi siempre quedo en la plaza Zaragoza) he sentido siempre esa intuición de que algo malo había en ese nombre, pero no sabía de qué. Menos mal que hay gente que se encarga de sacar a la luz estas cosas y recordarme el pecado que estaba cometiendo hasta ahora sin yo saberlo. Y lo mismo con los porches de Galicia, cuando me llaman al móvil y me preguntan "¿dónde estás ahora?" y contestas "en los porches de Galicia" y de repente se genera un silencio atronador, posiblemente por los caidos que hubo por culpa de los porches de Galicia (ahora mismo todavía no se si es por la palabra porches o la palabra Galicia).
La verdad, nunca pensé que a una persona tan íntegra como yo, y perdone la falta de modestia, le dolieran tonto pronunciar estas palabras llenas de un pasado que nunca entendí. Lo que yo no sé es si al ocultar estas palabras por el dolor que produce su recuerdo, acabe pasando lo mismo que con la palabra "muerte", que al no pronunciarla por el dolor hemos pasado a no pronunciarla por el miedo.
Ve doctor, por eso hablo tanto, para no tenerle miedo nada. De hecho, a partir de ahora la llamaré siempre plaza de Navarra, a ver si de no pronunciarla empiezo a tenerles miedo a nuestros vecinos forales.
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