El otro día tuve la suerte de acudir a una reunión que el Barrio de Mª Auxiliadora organizó para los partidos políticos de esta ciudad, tanto los que tienen representación en el ayuntamiento (IU, PAR, CHA, PP, PSOE) como los que no (UPyD y Los Verdes). Por supuesto no asistieron ni PAR ni PSOE (UPyD excusó su ausencia).
Así que ahí estábamos, ante uno de los cuerpos de voluntarios más aguerridos y combatientes que jamás ha visto esta ciudad, luchadores incansables, padres y madres de familia, trabajadores amantes de un barrio que les llevan a dejarse el tiempo libre en una batalla encarnizada contra el ayuntamiento (o el alcalde únicamente); nos presentaron todas las guerras mantenidas contra el señor feudal, contra un déspota soberbio que no les deja ni aire para respirar, un señor que manda sus hordas de "orcos", cobradores de impuestos e inspectores de sanidad, con el único objetivo de desmantelar a un grupo que lo único que hace es luchar desinteresadamente por su barrio
Sin reblar, sin ceder un milímetro, apostados en las barricadas al pie de una subestación eléctrica, estos llanos campesinos nos expresaron su indignación, nos pidieron ayuda, porque después de bastante tiempo curtidos en batallas desoladoras, se habían dado cuenta que luchaban contra un hombre de hielo que, en ningún caso pretendía sucumbir ante las exigencias de su pueblo.
Quizás por mi ignorancia en política municipal, por mi inexperiencia o por mi ingenuidad congénita, debí ser de los pocos que en esa sala permaneció, desde la primera palabra a la última, sumido en un asombro que iba increccendo a medida que explicaban las injusticias que en ese barrio estaban aconteciendo.
Después de esto, no sólo mi respeto sino también mi admiración y apoyo hacia estas personas desesperadas por sacar adelante la dinamización de su barrio. No me cabe ninguna duda que alguna batalla perderán, pero la guerra será suya.
Dejo algunos links a noticias recopiladas del barrio:
noticia 1, noticia 2, noticia 3, noticia 4, noticia 5,... (hay mucho más)
Así que ahí estábamos, ante uno de los cuerpos de voluntarios más aguerridos y combatientes que jamás ha visto esta ciudad, luchadores incansables, padres y madres de familia, trabajadores amantes de un barrio que les llevan a dejarse el tiempo libre en una batalla encarnizada contra el ayuntamiento (o el alcalde únicamente); nos presentaron todas las guerras mantenidas contra el señor feudal, contra un déspota soberbio que no les deja ni aire para respirar, un señor que manda sus hordas de "orcos", cobradores de impuestos e inspectores de sanidad, con el único objetivo de desmantelar a un grupo que lo único que hace es luchar desinteresadamente por su barrio
Sin reblar, sin ceder un milímetro, apostados en las barricadas al pie de una subestación eléctrica, estos llanos campesinos nos expresaron su indignación, nos pidieron ayuda, porque después de bastante tiempo curtidos en batallas desoladoras, se habían dado cuenta que luchaban contra un hombre de hielo que, en ningún caso pretendía sucumbir ante las exigencias de su pueblo.
Quizás por mi ignorancia en política municipal, por mi inexperiencia o por mi ingenuidad congénita, debí ser de los pocos que en esa sala permaneció, desde la primera palabra a la última, sumido en un asombro que iba increccendo a medida que explicaban las injusticias que en ese barrio estaban aconteciendo.
Después de esto, no sólo mi respeto sino también mi admiración y apoyo hacia estas personas desesperadas por sacar adelante la dinamización de su barrio. No me cabe ninguna duda que alguna batalla perderán, pero la guerra será suya.
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