01 diciembre 2009

Otra educación es posible

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Mientras en Madrid se habla de darle a los profesores el grado de autoridad, aceptando con ello el fracaso de la pedagogía en la democracia, otro grupo del gremio estamos empeñados en demostrar que la enseñanza es algo más que entrar en una clase y enseñar a sumar, analizar una frase, construir un puente o la ecuación del tiro parabólico.

La educación es acercarse al alumno, descubrirlo y quererlo. Quererlo tanto que no puedes evitar enseñarle todo lo que tú sabes, cómo lo aprendiste y cómo disfrutas aprendiendo, respetando los tiempos de cada una, respetando las situaciones familiares, las del barrio e incluso las amorosas.

Yo, lo siento mucho, pero no quiero ser autoridad de nadie, no quiero mandar que aprendan, quiero enseñar. No quiero obligar a que vengan al colegio, lo que quiero es superar a la televisión y a la play-station en cuanto a entretenimiento y emoción. Difícil e incluso imposible en algunos casos, puede ser, pero si un profesor no sueña, ¿cómo van a soñar sus alumnos?

Mi intención es querer a mis alumnos inversamente proporcional a como ellos quieren a la escuela, querer a las familias de los alumnos que me han prestado por un trocito de su tiempo su bien más preciado.

Y sólo de esta forma me interesa ser profesor

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