Hablar de educación no me resulta sencillo. Para mucha gente puede parecer fácil hacerlo, sobre todo para esos “todólogos”, como los llama Carlos Taibo, que inundan las tertulias de las radios y las televisiones y escriben columnas semanales en los más afamados periódicos.
Y entonces, se preguntarán ustedes: “si no le resulta sencillo ¿para qué escribe esta columna?” Pues porque me apetece contarles cómo ve la educación un sencillo docente que lleva veinte años en la profesión y no ha sabido desligar el contenido de los libros de los problemas del alumnado, que no distingue el estar con un alumno en clase o en la calle, que los problemas familiares son también sus problemas, que en una evaluación habla de las notas como habla del sufrimiento y del cariño, que un profesor o profesora es algo más que un compañero de profesión porque tenemos los mismos objetivos, muy alejados de apretar un simple tornillo.
La RAE dice muchas cosas cuando buscas la palabra “educación” o “educar”, les animo a que lo hagan. Pero para mí, y para muchos docentes, educar no es solo transmitir unos conocimientos que yo tengo a unos chiquillos que no los tienen. Esta parte es muy importante, tanto para ellos como para la sociedad: imaginen si no les explicáramos cómo sabemos que la tierra es más o menos esférica, seríamos todos terraplanistas y creeríamos que nuestro planeta va a lomos de una tortuga gigante (como relata Pratchett en mundodisco).
Pero hay más, mucho más: son horas y horas con ellos, en algunos casos incluso, por desgracia, más que con su familia, hay juegos, miradas, discusiones acaloradas, incluso abrazos, silencios, palabras bonitas o malsonantes, hay perdones, arrepentimientos,… en fin, hay convivencia. Muchas veces esa parte se nos olvida que está ahí, no se evalúa ni se le da importancia, sin embargo les hace crecer como personas mucho más incluso que el Máximo Común Divisor.
Y por eso esta columna, porque la educación es algo más que instruir en contenidos a sus hijos e hijas, y poco a poco les desvelaré qué es esto de educar, qué cosas pasan dentro de un centro educativo y por qué tenemos que empezar a darle mucha más importancia y por lo tanto comenzar a colaborar todos los agentes sociales que les rodean. Solo espero no estar hablando a la pared.
NOTA: Este artículo se publica en el periódico gratuito "la afluencia del jalón"
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