05 enero 2025

HABLANDO A LA PARED - ¿Quién está educando a nuestros hijos e hijas? Primera parte.

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Recientemente vivimos en el instituto una de esas situaciones que nos remueven, que nos hacen pensar que algo está fallando en la sociedad. Después de pasar por la sorpresa, el enfado y la indignación apareció la pregunta de ¿quién está educando a nuestro hijos e hijas?

Tradicionalmente se ha dicho que es la familia la que debe educar (aunque algunos ya sabemos que se educan en la calle). Pero esto no es así, y más cuando llegan a la adolescencia, donde entra en juego uno de los valores más importantes para ellos: la amistad. Y una tercera pata, o microsistema como diría Bronfenbrenner, es la escuela, donde, aunque solo sea por observación, ven comportamientos, actitudes y respuestas de todo el entramado que forma un centro educativo.

Hasta hace un tiempo muy poca gente se planteaba que pudiera haber algún otro factor tan importante como estos tres que acabo de mencionar en la educación de nuestros alumnos. Algún psicólogo loco o pedagogo iluminado ponía el grito en el cielo por las horas que pasaban nuestros hijos e hijas delante de la televisión. Sin embargo ya tenemos evidencias de que las pantallas no son todo lo sanas o cuanto menos inocuas que nos decían (recomiendo la lectura del libro de Michel Desmurget “La fábrica de cretinos digitales”), y cada vez vemos que entran más en juego las redes sociales (el teléfono móvil) con las que pasan más tiempo que con cualquiera de las tres patas de las que hablaba más arriba (los “amigos” de las redes no son AMIGOS).

Así que en la era digital ha entrado en juego una nueva variable que, sin lugar a dudas, está influyendo en la educación de nuestros alumnos y alumnas, mucho más que el profesor de historia o la profesora de plástica, y no digamos que sus padres y madres. Atrás han quedado los tiempos en que lo que más importaba en la vida era ser aceptado en un grupo de amigos (filiación grupal), ahora necesito el “me gusta” aunque eso me lleve a grabar a una “amiga” en situaciones comprometidas y subirlo a las redes. Buscábamos consejo en un amigo, en el padre de este, en una profesora que inspiraba confianza, en un tío y, sobre todo, en la sabiduría de los abuelos; ahora esos consejos nos los da TikTok y su algoritmo que nos dice cómo adelgazar sin pasar hambre, infinidad de razones para estar triste o para hacer daño.

El cerebro de nuestros alumnos y alumnas está creciendo y formándose ¿De verdad vamos a dejar a unos algoritmos que sean los que marquen el camino de su crecimiento neuronal? De esta influencia hablaré en otra columna.

NOTA: Este artículo se publica en el periódico gratuito "la afluencia del jalón

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